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Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer me gustaría poner en evidencia esa violencia invisible que, por el mero hecho de ser más sutil, es en ocasiones más difícil de detectar. Me refiero a los chantajes emocionales, al control obsesivo y a todos aquellos actos de violencia no física que pueden conducir a la anulación de la persona. Se trata de una actitud destructiva que puede darse en cualquier pareja pero que, en la actualidad, afecta de forma preocupante a los adolescentes de ambos sexos. De hecho, recientes encuestas parecen confirmar el auge de conductas machistas entre los jóvenes, lo cual debería hacer que nos preguntáramos qué estamos haciendo mal a la hora de educar a las nuevas generaciones y qué tipo de valores les estamos transmitiendo.