Ahora que se termina el curso debo confesaros que, cuando en septiembre del año pasado me dijeron que iba a ser tutora de 2º F y miré vuestros expedientes académicos, lo primero que pensé fue: “Vaya bomba de relojería que me ha tocado. A ver si consigo llegar a final de curso sin que esto me estalle entre las manos”. Me equivocaba. Me equivocaba porque muy pronto descubrí que las hojas son papeles vacíos, papeles sin alma, incapaces de reflejar la generosidad y el afán de superación que se escondía detrás de todos y cada uno de esos nombres. De vuestros nombres.
Recuerdo también la primera vez que os vi frente a mí. Cuando entré en clase me recibisteis sentados detrás de vuestros pupitres, en silencio y con semblantes bastante serios. Hoy, sin embargo, en mi último día con vosotros, el recibimiento ha sido completamente distinto. Y, aunque no haya sabido expresarlo con palabras en ese momento (es lo que tienen las sorpresas: que te dejan sin palabras), quiero que sepáis que me ha hecho mucha ilusión contemplar el aula llena de globos de colores, escuchar vuestros aplausos y vuestras risas, ver el vídeo que me habíais grabado, recibir las flores y los bombones que me habíais traído y, sobre todo, leer la bonita
carta que me habíais escrito. Ha sido un regalo precioso. Aunque, dicho ya sea de paso, después de leer la carta me he dado cuenta de que no os han quedado muy claros los usos impersonales del verbo “haber”, lo que me lleva a pensar que tal vez tenga que pasarme el curso que viene por el instituto algún día para aclarar ciertos conceptos:-).
Y no sé qué más deciros, salvo que estoy muy contenta de haber sido vuestra tutora durante este curso. Ha sido todo un privilegio contemplar cómo vencíais vuestras inseguridades y vuestros miedos y conseguíais poco a poco ir derribando todas las murallas que os impedían avanzar. Y, especialmente, me ha emocionado ver cómo, a pesar de lo diferentes que sois y de los problemas que han surgido en ocasiones entre vosotros, habéis conseguido superar todas esas diferencias y convertiros en un grupo compacto y unido.
Espero que nuestros caminos se vuelvan a cruzar algún día. Mientras tanto, seguid luchando y seguid adelante. Hasta siempre, chicos.